Una de las
preguntas que deben hacerse los empresarios y/o administradores al frente de
los negocios es ¿cómo sincronizar el dinero? Para poder responder a ésta
pregunta es necesario entender que las Finanzas tienen dos grandes ramas:
- Las Finanzas Bursátiles, que se enfocan en lo relacionado con la Bolsa de valores, compra-venta de acciones, bonos, obligaciones, cobertura y cualquier instrumento que se negocie ahí.
- Las Finanzas Corporativas, que se centran en las decisiones que las empresas toman respecto a la administración de sus recursos monetarios, tesorería, cobranza, compras, bancos, entre otros temas.
La compresión de
lo anterior es de suma importancia, ya que cuando hablamos del concepto liquidez
tenemos
que posicionarnos en alguno de las ramas.
Hablando del mercado
bursátil,
es muy común escuchar que hay mayor o menor liquidez en los mercados, esto se
refiere al efecto que tiene la comercialización de las acciones, es decir, la
facilidad o dificultad para poder vender o comprar dichos instrumentos. Cuando se dificulta vender
o comprar, se dice que hay poca liquidez, y por el contrario cuando los valores se
pueden negociar de una manera más rápida se dice que aumentó la liquidez o que hay liquidez.
Sin embargo, en
las finanzas
corporativas el concepto es muy distinto, aunque hay que señalar que existen diferentes
corrientes en la práctica tradicional que hoy en día lo siguen visualizando idéntico,
lo cual ha llevado a muchas empresas a tomar decisiones incorrectas en su
administración, ya que se cree que este concepto tiene que ver con la disponibilidad de
efectivo que se debe mantener en los bancos. Por ello es preciso definir qué
se debe entender como liquidez a “la capacidad que tienen las empresas
para generar dinero de manera oportuna”.
Lo anterior se
da cuando las empresas son eficientes con su operación, es decir,
tienen el dinero suficiente (ingresos) en el momento oportuno, para hacer
frente a sus diferentes obligaciones (egresos), lo cual no depende de que las
empresas tengan reservas de dinero, sino de tener sincronía entre el dinero que
entra y el dinero que sale.
Para lograr
esto, es necesario que las empresas calculen el ciclo de efectivo o ciclo de conversión
de efectivo, el cual se define como el tiempo promedio en que la empresa genera
dinero y
entre menor sea el resultado éste será mucho mejor, ya que lo que indica es que la empresa
tiene mayor capacidad para generar flujo, lo cual permitirá a las compañías generar más
dinero con menor cantidad de inversión.
Tradicionalmente,
la medición
de la liquidez se realiza a través de la Prueba de ácido; sin embargo,
dicha prueba es estática y no refleja el verdadero concepto de la liquidez. Lo que hace
esta prueba es manejar una relación de cobertura entre activos circulantes restándole
los inventarios y pasivos de corto plazo. Su interpretación indica
capacidad de enfrentar deudas, pero eso significa solvencia más no liquidez, es por ello
que en muchas ocasiones
las empresas
pueden mostrar altos índices con ésta prueba, pero tener faltantes de dinero para
hacer frente a sus obligaciones, entre ellos la nómina, los proveedores,
rentas, etc.
El mal
entendimiento de esto, lleva todos los días a tomar decisiones fatales dentro
de la administración de las empresas, ya que para ser líquido según ésta
prueba, se requiere de tener altos niveles de capital de trabajo
y estos no deben estar invertidos en el inventario, por lo que entonces las
empresas deben trabajar con altos niveles de ociosidad de efectivo y
asumir los costos de la ineficiencia de su administración.
Por lo anterior,
es
necesario que las empresas consideren la diferencia entre ambas razones, la prueba de ácido
mide capacidad de pago de una forma más estricta; sin embargo, ésta no
deja de ser solvencia, y por otro lado razón denominada ciclo
de efectivo mide la sincronía de las empresas para generar dinero es decir
liquidez.
FUENTE:
www.soyconta.com
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